Comparto con el mundo las palabras o discurso de despedida, en representación de los profesores, a un grupo de bachilleres que se llevan un pedazo de mi corazón.
Sus vidas se parten en dos.
Atrás queda un camino ciertamente predecible del día a día, con un objetivo manifiesto, culminar el bachillerato.
Hacia adelante se nos abre la incertidumbre. Dicen que viviremos tiempos radicalmente diferentes a los actuales. Dicen que los recursos naturales serán cada vez más limitados y valiosos, que la frontera entre realidad y ficción será más confusa, que trabajarán en labores que hoy ni existen, que vendrán guerras y pandemias más frecuentes.
Sabemos como Armonía les dimos lo suficiente para afrontar estos retos, cumplimos como institución. Más allá de los contenidos y saberes, se llevan de sus profesores experiencias, consejos y ejemplos de vida. En el colegio tuvimos, de cuando en vez, la oportunidad de la pereza o “la flojera”, esperamos que en adelante lo demos todo, el 100% en cada momento.
