Hacia una matemática que eduque en la sostenibilidad
¿Cómo puede aportar la educación matemática al cuidado de la casa común?
En septiembre de 2015, durante la 70a asamblea general de la ONU se adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como una apuesta global para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos en un término de 15 años. Hoy se puede evidenciar una leve progresión en la conciencia colectiva al respecto, aunque claramente para la cumbre sobre los ODS no es suficiente y la Organización de Naciones Unidas, ONU (2019) hace un llamado a la Década de Acción, es así como la Educación para la Sostenibilidad (EDS) juega un papel primordial ante los desafíos urgentes que plantea especialmente el cambio climático.
Al respecto, Vásquez (2020) plantea la impostergable necesidad de impulsar hechos para formar ciudadanos con las competencias suficientes para generar acciones y decisiones hacia sociedades más sostenibles a través de nuevas maneras de afrontar la educación. En específico, para los objetivos del presente ensayo, se puede conceptualizar la EDS, en el objetivo 4.7 de la resolución que aprueba la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible UNESCO (2015) como aquella que posibilite para el año 2030
asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible. (p. 20).
No obstante, en Colombia no se reconoce una línea de orientación oficial, en cuanto a darle una perspectiva de sostenibilidad a la educación, fuera de iniciativas de empresas privadas y fundaciones. Ausentes de dicha orientación oficial, en particular los docentes y los planes de estudio de matemáticas no suelen hacer referencia a estos aspectos cruciales y la cultura de planeación curricular anual se limita a realizar ajustes superficiales de los contenidos acorde a los referentes de planeación nacional, especialmente los Estándares Básicos de Competencia (EBC) que datan de inicios de siglo XX y los derivados Derechos Básicos de Aprendizaje (DBA), dando como resultado el trabajo escolar en currículos de matemáticas enfocados a la transmisión de conocimientos.
Si bien, se debe resaltar que existe un consenso en lo opinión de los docentes quienes manifiestan la necesidad de actualizar y reorganizar el currículo, aunque pareciera que pesa más la facilidad de continuar en la zona de confort realizando lo mismo de siempre.
Posiblemente no nos encontraríamos en esta situación, si anticipadamente la humanidad hubiese identificado y reaccionado a la prevalencia de intereses económicos y particulares sobre la supervivencia y dignidad general de las especies vivas en el planeta. El ritmo de consumo que llevamos es tan abrupto que la organización independiente Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF (2022) estima que de continuar así, requeriremos como humanidad de varios planetas para satisfacer las demandas actuales de recursos naturales, en proporción al estilo de vida de diferentes países.
Y aunque el llamado se viene haciendo de manera global, al menos desde 1974 con las recomendaciones de Educación de la UNESCO y desde 1992, en la cumbre de la tierra con el surgimiento de la llamada Educación para la Sostenibilidad, a la fecha la educación primaria, secundaria y técnica no tiene una decidida directriz hacia dichos objetivos. Quizás la prioridad actual del sistema educativo colombiano son los resultados y análisis de las pruebas estandarizadas nacionales (conocidas como pruebas SABER) que derivan en la comparación de rendimientos entre entes territoriales, instituciones educativas y en últimas ofrecen beneficios o penalizaciones para quienes las presentan.
De continuar en la misma situación, los efectos son muy predecibles, estamos ante la destrucción de la armonía en la vida del planeta. Las condiciones en las que se originaron la vida en la tierra se diluyen, especialmente por el fenómeno del calentamiento global ocasionado por las dinámicas de consumo de recursos que llevan a la acumulación de altos niveles de gases efecto invernadero en la atmósfera alterando los sistemas meteorológicos y con ello las relaciones económicas, ambientales y sociales de la población a lo largo del mundo.
Contaminación, destrucción de la naturaleza, extinción de especies animales y vegetales, sequías, éxodos … son producto de la acción de “la peor plaga” que habita el planeta, la humanidad. Paralelo a esto la educación se mantiene anquilosada a unos principios curriculares que no le permiten ser el principal actor en la transformación de las situaciones ya citadas, en particular la inercia de la educación matemática que como lo plantea Garzón (2021) se mantiene fría, descontextualizada, mecánica, repetitiva y altamente estructurada; y lo peor, ajena a la apremiante necesidad del mundo.
Se ha argumentado en más de una ocasión que un futuro de incertidumbre y caos nos espera, la ciencia proyecta escenarios donde se vislumbran guerras, hambrunas, enfermedades, catástrofes que llevarían al fin de la vida, por lo menos humana. Me pregunto si ante la decadencia de las posibilidades de vida, los profesores seguiremos haciendo lo mismo de siempre.
Parte de la solución y quizás la más importante, tal como lo designó la ONU a la UNESCO, radica en el sector educativo. La sensibilización, el conocimiento y la acción, deben ser etapas que atraviesen las prácticas educativas en los diferentes niveles y modalidades. Estamos fuera de tiempo y la crisis no se puede revertir pero si aplacar, es necesario tomar medidas urgentes y contundentes que transformen el currículo en matemáticas alineándose hacia la sostenibilidad.
Juguémonola por una educación matemática que privilegie las competencias sobre los contenidos, las metodologías activas sobre las pasivas, soluciones creativas antes que respuestas preconcebidas, que involucre situaciones problémicas reales; allí enfoques de integración de asignaturas, tal como STEM son herramientas valiosas.
También algunos autores y estudios traen a relevancia la teoría de la matemática crítica del reconocido profesor de la Aalborg University de Dinamarca, Skovsmose (1994), quien relaciona fuertemente la dimensión de la conciencia crítica y política con la enseñanza de las matemáticas. Orientar el desarrollo de competencias matemáticas hacia la consecución de los ODS, es por tanto, un reto ineludible y apremiante para hacer de la educación matemática pilar del cambio contra la crisis climática y la supervivencia.
Profesores, ¿Hasta cuándo esperar para hacer el cambio? ¿Hasta cuándo seguiremos acudiendo a las excusas?
Ánimo, tenemos en nuestras manos la solución, sólo si nos atrevemos a los máximos de flexibilidad, haciendo de nuestras prácticas pedagógicas laboratorios planeados lo lograremos. La evidencia es basta, definitivamente la manera en que enseñamos matemáticas es decisiva para afrontar la crisis.
REFERENCIAS
Departamento Nacional de Planeación (s.f.). Educación de calidad—La Agenda 2030 en Colombia—Objetivos de Desarrollo Sostenible. Educación de calidad – La Agenda 2030 en Colombia – Objetivos de Desarrollo Sostenible. Disponible en: https://ods.dnp.gov.co/es/objetivos/educacion-de-calidad
Garzón, W. (2021). Matemáticas… ¡Así quiero enseñarlas! Comunicaciones de Innovación, Universidad de los Andes. Disponible en: http://funes.uniandes.edu.co/23354/1/Garzon2021Matematicas.pdf — https://www.youtube.com/watch?v=ScJTmNJhRoA
Organización de las Naciones Unidas (2019). Década de acción. Desarrollo Sostenible. Disponible en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/decade-of-action/
Skovsmose, O. (1994). Towards a philosophy of critical mathematics education. Kluwer Academic Publishers.
Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (2015) Transformar nuestro mundo: La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Vásquez, C. (2020). Educación Estocástica en el aula escolar: Una herramienta para formar ciudadanos de sostenibilidad. Matemáticas, educación y sociedad. Disponible en: https://helvia.uco.es/handle/10396/20628
Fondo Mundial para la Naturaleza. (2022). Día de la sobrecapacidad de la Tierra. Día de la sobrecapacidad de la Tierra. Disponible en: https://www.wwf.es/nuestro_trabajo/informe_planeta_vivo_ipv/huella_ecologica/dia_de_la_sobrecapacidad_de_la_tierra/
Zubiría, S. J. (2022, noviembre 8). Una misión para mejorar la calidad de la educación en Colombia. Disponible en: https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julian-de-zubiria-samper/una-mision-para-mejorar-la-calidad-de-la-educacion-en-colombia/